Palma del Río es el último pueblo de la provincia de Córdoba por su parte más occidental. Limita con Sevilla, la capital andaluza, lo que hace que tenga mucho del arte sevillano sin perder la belleza y la serenidad cordobesa. Estas cualidades se aprecian en sus gentes, en sus monumentos, en su historia…
Está situada en un lugar privilegiado en el margen izquierdo del gran río de Andalucía, el Guadalquivir, y asentada en una antigua terraza del Genil, lo que provoca que sus tierras, bañadas por ambos ríos, sean fértiles y produzcan el tesoro más preciado de Palma del Río: sus productos agrícolas y el fruto por excelencia, la naranja. Los campos palmeños forman un verdadero bosque de naranjos que perfilan aún más, si cabe, una imagen espectacular que, sobre todo en primavera, salpica el verdor de sus árboles con la flor blanca del azahar que aromatiza sus campos, calles, y avenidas hasta el lugar más recóndito, y en época de recolección alegran el paisaje invernal con la luminosidad de su fruto.
Palma del Río no es sólo paisaje; también es historia, arte, cultura… Se puede pasear por sus calles y recorrer el Casco Antiguo donde se encuentra la mayoría de los monumentos del municipio, que delimitados por el Recinto amurallado, conforman un conjunto arquitectónico histórico-artístico de gran importancia que aúna diferentes épocas y culturas.
Los investigadores piensan que tuvo su origen en un palacio fundado el año 105 a. C. por el romano Aulio Cornelio Palma, que le dio nombre; otros consideran que la reedificó, considerándola más antigua. Algunos la identifican con «Decuma».
San Eulogio (mediados del siglo IX) la nombró ya con el nombre de Palma. Con los godos perteneció al obispado de Itálica. La población fue conquistada a los musulmanes en 1231 por el infante don Alfonso, hermano de San Fernando, después Señor de Molina y definitivamente por Fernando III, recordado por Juan de Mena en el «Laberinto de Fortuna».
En 1342 la villa pasa de realengo al régimen señorial por donación de Alfonso XI a su almirante micer Egidio Bocanegra.
En 1483 fue rechazado un ataque musulmán por don Luis Portocarrero, señor de Palma, en cuyo favor fue erigida en condado a favor de su hijo Luis VIII, señor de la villa en 1507.
San Juan de Ávila, dedicará al conde su «Audi-Filia» (1556). Fray Luis de Granada es prior del convento de dominicos.
El apelativo del Río, por el que se conoce actualmente, fue añadido al nombre inicial con posterioridad de varios siglos.